¿Qué está pasando con nuestros jóvenes? El tsunami mental de la pandemia
7 julio, 2022
La desmotivación es solo la punta del iceberg de los graves efectos que la pandemia del covid-19 ha causado en nuestros jóvenes y adolescentes. Detrás se ocultan graves problemas de ansiedad y depresión que pueden provocar, entre otras situaciones, autolesiones y, en casos extremos, conductas suicidas.
Esta realidad, por desgracia, no es nueva, puesto que ya existía con antelación al covid-19. Lo que ha cambiado radicalmente son las cifras de afectados, que han aumentado de forma muy importante durante los dos últimos años. Desde que la pandemia forma parte de nuestras vidas cotidianas, los profesionales de la psicología nos encontramos cada vez con más jóvenes que sufren problemas de salud mental.
En ocasiones, acuden a nosotros por iniciativa propia, pero en otras muchas lo hacen a instancias de sus padres o de personas de su círculo más estrecho de amistades. En cambio, muchos otros menores permanecen sin recibir asistencia profesional, porque, en general, suelen ser reacios a revelar sus luchas contra la ansiedad o la depresión, lo que todavía hace más complicado ayudarles y detectar el verdadero alcance de esta problemática.
Actuar con rapidez es fundamental
Por este motivo, es esencial que el entorno más cercano a los jóvenes y adolescentes permanezca muy atento a cualquier cambio de conducta y reaccione cuanto antes si intuye la existencia de un posible problema mental. Actuar a tiempo resulta vital para evitar que una afección esporádica pueda llegar a convertirse en un trastorno crónico.
Según un estudio del Grupo de Trabajo Multidisciplinar sobre Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia, del que forman parte la Sociedad de Psiquiatría Infantil (SPI), dependiente de la Asociación Española de Pediatría; la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas (SEUP) y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), la pandemia ha provocado un incremento de hasta el 47% en los trastornos de salud mental de los menores. Alerta, además, de que los casos de ansiedad y depresión y los diagnósticos de TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) se han triplicado desde 2019.
El informe, dado a conocer en abril de 2022 con motivo del Día Mundial de la Salud, sitúa en un 59% el aumento de comportamientos suicidas en el colectivo más joven. Y también son más comunes los trastornos de la conducta alimentaria.
Ahondando un poco más, los registros de los servicios de Urgencias Pediátricas en España muestran que entre 2019 y 2021 los diagnósticos relacionados con trastornos mentales crecieron un 10%. Y los que más se dispararon fueron los causados por intoxicación no accidental por fármacos (122%), “suicidio/intento de suicidio/ideación autolítica” (56%), trastorno de conducta alimentaria (40%), depresión (19%) y crisis de ansiedad (10%).
El confinamiento y las restricciones, los desencadenantes
El mencionado Grupo de Trabajo Multidisciplinar no alberga dudas a la hora de identificar el desencadenante de esta situación: el confinamiento domiciliario de 2020 y las medidas de restricción que se fueron sucediendo. La interrupción de las rutinas de los adolescentes significó, por ejemplo, un uso desmedido de las tecnologías y una fuerte reducción de la actividad física, tan importante a estas edades. La tendencia a encerrarse dentro de uno mismo se agudizó entre el colectivo más joven de la sociedad.
Frente a este panorama de salud mental, el diagnóstico precoz de este tipo de complicaciones es la mejor manera de combatirlas y de impedir que se enquisten de forma crónica. Si crees que un adolescente o una persona joven de tu entorno puede estar atravesando problemas psicológicos, no lo dudes y contacta de inmediato con un especialista en la materia.